Diario de trabajo periodístico de Isidro Flota Encalada

sábado, 3 de marzo de 2012

Sangriento percance en Citilcum

Así son las cosas en este ambiente. Nos encontrábamos en una casa de la comisaría de Kimbilá, platicando con don Basilio Socorro May Chan a propósito del reconocimiento que le entregaron ayer por cumplir 30 años como bastonero de la Vaquería de la fiesta tradicional de la virgen de la Candelaria. Su grupo jaranero "Lool-Kab" (flor de miel) cumplía 35 años de existencia. Gente como él mantiene vivas las tradiciones, ahora hasta cuentan con un grupo de niños jaraneros. Felicidades, don Basilio.

Pero regresándonos a Izamal -iba con Collí- recibimos una llamada de la policía municipal reportándonos un accidente que justo acababa de suceder en Citilcum. ¡¿QUÉ?! Pues si apenas acabamos de pasar por allá -entre Kimbilá y Citilcum no hay ni 500 metros y son el paso para Izamal- y todo estaba como siempre. Dimos la vuelta en "U" y nos dirigimos como el rayo a Citilcum. Por el camino nos encontramos con la ambulancia de los paramédicos.

Escena dantesca al llegar: una bicicleta y una moto Yamaha amarradas de las llantas delanteras, dos tipos a los lados bañados en sangre y una multitud de curiosos hablando y gritando. La policía ya había llegado y abría camino para que los paramédicos atendieran a los lesionados.
Paramédicos llevándose a José Fernando Ek Oxté,
su esposa los acompaña.
Primero se dirigieron a José Fernando Ek Oxté, de 50 años, quien estaba insconsciente y con mucha sangre en nariz y boca lo que muestra que fue donde se golpeó al caer. Lo subieron en camilla  ala ambulancia mientras doña Norberta, su mujer, lo seguía en llanto.
Al otro lado se encontraba Daniel Eb Canché, joven de 18 años que conducía la motocicleta mencionada y que estaba consciente pero muy alterado. La cara la tenía ensangrentada y hablaba como si estuviera apunto de morir, pero sólo era el susto porque sus lesiones no eran tan graves como aparatosas; su mamá doña Rosalía Canché llegó también con llanto inconsolable y trataba de ser apacigüada por amigos del joven. También fue llevado en camilla a la ambulancia y luego al hospital del IMSS.
Daniel Eb Canché, siendo consolado por un amigo.
La policía se dio luego a la tarea de recabar información y documentar fotográficamente el hecho; también se llevaron los vehículos al ministerio público de Izamal, ya que cuando hay un hecho de sangre es obligatorio remitirlo a esta dependencia. No se pudo precisar con exactitud como se dio la colisión, pero testigos decían que ambos se dirigían con rumbo a Kimbilá presuntamente a la fiesta. Pero el dato preocupante es este: ambos estaban alcoholizados. De acuerdo con la policía, el alcohol neutraliza los reflejos y por eso las caídas son más dañinas, no hay reacción con las manos para amortiguar el golpe.

Como conclusión puedo decir que elogio la preservación de las tradiciones pero no hay que olvidar la prudencia, sobre todo al desbordarse la alegría. Hay que disfrutar la fiesta, por supuesto, pero nunca está de más cuidarse.

Nos leemos.

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